jueves, 8 de mayo de 2014

La superstición

La palabra “superstición” procede del latín “super” que significa “arriba” y “stare” que significa “estar”. Llamaban “superstites” a las personas que salían vivas de las batallas porque habían sobrevivido a sus compañeros y por eso estaban por encima de ellos.
Aunque la superstición no se puede ajustar a una definición cualquiera, ya que es más que una creencia, es un modo de vida que constituye al hombre desde que éste existe, podría definir una superstición como una creencia que se basa en hechos sobrenaturales, y si me fijo en un diccionario de la lengua española nos definen superstición como: creencias producto de atavismos paganos o de la ignorancia en materias religiosas, por la cual se atribuye erróneamente valor sagrado a ciertas prácticas, palabras u obligaciones. Una superstición surge cuando se atribuyen poderes extraordinarios a ciertos objetos y se busca en ellos la explicación a algunos sucesos sorprendentes, como las coincidencias aunque algunas personas creen tanto en las supersticiones que incluso llegan a un punto de fanatismo.
Las supersticiones constituyen una parte muy antigua de la herencia humana ya que, desde que el hombre existe, siempre ha tendido a creer en fenómenos sobrenaturales, mitos populares o eventos inexplicables. El hombre primitivo, buscaba explicaciones para fenómenos tales como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, y como carecía de conocimientos sobre las leyes de la naturaleza, creó una serie de supersticiones las cuales combatía con una serie de ritos. Por otra parte, el milagro de que un árbol creciera a partir de una semilla, o la aparición de una rana a partir de un renacuajo, confirmaba una intervención ultraterrena. Con una existencia cotidiana llena de peligros y aventuras, llegó a la conclusión de que el mundo estaba poblado por unos espíritus vengativos que superaban en número a los benéficos. La muerte, uno de los mayores misterios de la vida, fue tratada con mucho detalle por los primeros supersticiosos. Con ésta, vino el concepto del “más allá”, y con él numerosas acciones destinadas a lograr un trato mejor tras el tránsito a la otra vida.
La persona supersticiosa cree que existe algo por encima de los hombres, una especie de fuerza oculta que puede no favorecerle, o incluso castigarle, si realiza ciertos actos que, por tanto, hay que evitar. A lo largo de la historia, la superstición de unos ha sido a menudo la religión de otros.
Casi se podría afirmar, que la superstición es hija de la ignorancia de todos los tiempos y madre de la religión.
No todas las supersticiones son malas sino que también las hay con buenas presagios. 





















"El creador del psicoanálisis Sigmund Freud dice que el razonamiento de la superstición es un proceso inverso al enfrentar los deseos inconscientes, es decir, una forma de proyectar en el mundo externo las decisiones y creer que estas dependen de la suerte."


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